Sin Perdón (Clint Eastwood, 1992)

Inicamos la tercera temporada trayendo a los micros Sin Perdón, uno de los títulos más emblematicos del western y de su director: Clint Eastwood.

En la sección incial, hablamos de la fase final del documental I Am Jugger dirigido por nuestro invitado Alex Asensi. Hablamos también Letterboxd, la red social de temática cinematográfica; y debatimos sobre la utilidad de puntuar las películas y de realizar listas con lo mejor y lo peor del año.

@doblesesionpdc #dsperdon


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4 comentarios sobre «Sin Perdón (Clint Eastwood, 1992)»

  1. Definirla como OBRA MAESTRA ses quedarse muy corto. De esas que, cuantas más veces la ves, más te gusta.
    Un prodigio de principio a fin, donde todo fluye a la perfección. Difícil añadir nada nuevo a lo que ya se ha dicho sobre la peli: todos los actores en estado de gracia, muy especialmente Gene Hackman, un final inolvidable a la altura del resto de la película y unos planos espectaculares dentro de la sobriedad que la película requería,…
    Destacar también todo el pasaje de Bob el inglés (Richard Harris) con el misticismo que quiere darle a su personaje cuando lo que en realidad era todo un farsante.

    Estaremos atentos al programa como siempre. Muy buena vuestra labor.

    A ver si os animáis y hacéis algún podcast sobre alguna de las «screwball comedores» de Preston Sturges. Es un autor del que hay poco material en la «Podcastfera». 😉

  2. Hola soy Felipe, de los podcast Gameffect y Frikquency (aprovecho para hacer spam jajaja).

    Recuerdo que una vez oí decir a alguien que sabía mucho de cine (pero del que no recuerdo el nombre) que Unforgiven fue el último Óscar bien adjudicado. A lo mejor desde que dijo la frase hasta hoy sí que ha vuelto a haber alguna gran merecedora pero, si os fijáis, en los años siguientes a esta película no ganaron las que más lo merecían (mención especial al 94 con peliculones como Pulp Fiction o Cadena Perpetua viendo a ceremonia desde las butacas…).

    Unforgiven es puro cine pero de ese que se disfruta segundo a segundo. Todo pasa despacio pero sin parar y recreándose en cada plano. Dan ganas de cabalgar al lado de William Munny, comer junto a la hoguera o dormir oyendo sus historias.
    Me encanta cómo se usa la violencia. Apenas la hay y, siendo una película que cuenta las disputas entre pistoleros dentro y fuera de la ley, casi hasta el final no aparece. Toda la violencia es contada a través de historias pasadas.
    «En un tiroteo no ganará el pistolero más rápido, ¡se precipitará y fallará! Gana el que mantenga la cabeza fría».

    Durante mucho tiempo, cuando era más joven, no entendía porque las prostitutas no aceptaban los caballos a modo de compensación ya que los vaqueros estaban arrepentidos. Supongo que no lo entendía por esa moral católica en la que te enseñan que el perdón lo cura todo. Lo cierto es que ahora no lo veo igual: las mujeres están totalmente sometidas, tanto por el dueño del bar, que las trata como ganado, como los propios vaqueros («que nos monten como a yeguas no significa que nos marquen como a tales»). ¡Incluso la ley (Little Bill) las margina al olvido! Matar a los agresores es un necesario para enviar un mensaje al resto.

    La música, la fotografía, el color, el ritmo, las conversaciones, las frases, las armas, los detalles (William Munny no prueba el alcohol hasta el final, cuando decide tomarse la justicia por su mano, como en los viejos tiempos)… ¡todo me encanta!
    ¿El final? ¡Apoteósico!
    «Supongo que tuve suerte»…

    Perdón por el rollo que he soltado, es una de mis películas favoritas y podría tirarme horas hablando de ella 😀
    ¡Un abrazo, compañeros! ¡Nos veremos en Big Whiskey!

    PD: Aprovecho para hacer otra petición de «otro» Sturges: La gran evasión 😛

  3. Gran película. Lo que más me llama la atención es lo desmitificador que resulta, más aún teniendo en cuenta que Eastwood es un patriota.
    Los western más clásicos (al menos los que he visto) resaltan los más altos valores del ser humano: valentía, honor, perseverancia (como en Centauros del Desierto)… Y en ésta, salvo quizás las prostitutas, son todos bastante miserables. Incluido el Sheriff al que Rafa enaltece 😉

    Un abrazo, Chucho.

    PD: Esto es una petición encubierta para que comenteis la evolución del género y el por qué de este cambio de perspectiva o enfoque.

  4. Poco nuevo puedo decir de esta película. Paradójicamente, Clint ensució el western y así le dio un nuevo lustre.
    Más allá de lo cinematográfico, Sin Perdón siempre me lleva al verano de mis 12 años. Como muchos otros alicantinos, solía ir en coche a la Playa de San Juan. Y, ese verano, recuerdo, tras pasar el Club del Mar y a un lado de la carretera, el inmenso y oscuro cartel de la película que se estrenaría un mes después. Cada día de playa, me llamaba la atención esa imagen. Años después, al ver la película, entendí que la fuerza de ese cartel no era una exageración de un niño que quería un sombrero y un revólver de vaquero.

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