Nos refugiamos en el café de Rick junto a José Antonio Pérez de El Camarote De los Marx para hablar de Casablanca de Michael Curtiz.
En la sección inicial hablamos de la película La Flor (La Flor; Mariano Llinás, 2018) de 14 horas de duración y ganadora del festival de cine independiente de Buenos Aires, del proyecto maldito de Terry Gilliam sobre Don Quijote (The Man Who Killed Don Quixote; Terry Gilliam, 2018) y de los fallecimientos de varias personalidades del cine.
Para complementar el visionado de la película os recomendamos los libros The Glamour Factory de Ronald L. Davis y La Princesa Prometida de William Goldman; la película Los Muertos Andan (The Walking Dead; Michael Curtiz, 1936) y que os atreváis a vestir mallas verdes como el Robin Hood de Errol Flynn.
@doblesesionpdc #dscasablanca
11 de abril de 2018 a las 17:18
Uno de los mejores recuerdos que tengo fue un año, en un festival anual que tenemos aquí en Cadiz (Alcances), pude disfrutar de esta gran película a pantalla gigante en el Teatro Falla. No me importó el hecho de que la había visto ya 10 veces. Ese día salí levitando tras haberla visto a lo grande. Un saludo, gente. Deseando que hagáis ya este programa.
16 de abril de 2018 a las 16:16
Para mí esta película tiene un significado especial, porque fue la que me hizo darme cuenta de que el cine para mi significaba mucho más que para otras personas y que me transmitía emociones de una manera muy especial. La primera vez que la vi fue en el colegio y mientras al resto de mis compañeros les pareció un castigo, yo quede fascinado. Es la película que mas tonos diferentes lleva a la perfección de las que yo haya visto, comedia, drama, romance, acción, lo tiene todo! Ahora sólo me falta escuchar las opiniones de unos cracks como vosotros para volver a disfrutarla como la primera vez!
29 de abril de 2018 a las 16:43
Recojo el guante del podcast.
Debí escucharlo antes pero no pude hasta hoy.
Me ha gustado mucho como lo habéis tratado. Creo que es una película que nos pilla con la consolidación que solo el cine clásico nos ofrece y más si le añadimos al icono de Humph rey Bogart quien para mí marcó un antes y un después en su carrera y sí que se se alejó un poco de lo que su ensombrecida carrera por otros actores (Léase James Cagney) le había hecho. Se salió con la suya y luego se proyectó asimismo en otros menesteres más o menos acertados pero siempre con el género Bogart. Muy acertado el catalogar como género Bruce Willis o Género Tom Cruise las obras que hacen. Buenas o malas, crean un nexo de unión que les hará ser recordados en su conjunto y no solo por una película como les pasa a muchos otros. A Bogart se le recuerda por muchas pero ésta de Casablanca es la que siempre encabeza la lista.
Mi escena favorita es el primer plano que recibe Bogart taciturno con el cigarro en la boca mientras ve pasar la vida entrando en su bar alejado de todo lo que ha amado y odiado a lo largo de su vida. Ejemplifica mucho de lo que se arrepiente cuando se queja de que Ilsa entre en su bar después de ver como su corazón se iba junto a la tinta de la carta que recibe más lágrimas que lluvia en la última llamada del tren que les hace huir de París.
Claro está las frases lapidarias que va soltando él y la película en sí con un genial contrapunto legal pero no moral, porque el capitán Renault es un romántico y lo deja muy claro. Es un personaje que le hace sentirse vivo a Rick y creo que es mi personaje favorito después de obviamente Rick Blaine.
Una cosa que no sé si habéis dicho porque no tengo ahora fresco el podcast después de escribir esto es si habéis comentado que el hecho de que todo pase dentro de un café le hace sentir a uno como prisionero. Aislado. De hecho le hacen ver que «el aislacionismo ya no es una política acertada». Creo que Rick y todo lo que le rodea está dentro de ese Café Americain y que lo que sucede tras sus muros no le importa. Ni el avión de Lisboa, ni la guerra de la que huyó, ni el amor perdido que ya no quiere recordar. Todo lo que quiere es sentirse el amo de su vida y lo controla todo desde dentro.
Sin embargo cuando sale de el se muestra más romántico, más como era él antes. Por eso que en el aeródromo cambié de opinión es porque sabe que la vida que tenía no volverá, su café no volverá y que lo único que puede hacer es escapar. Incluso de Ilsa. No permitirá que le vuelvan a hacer daño